Pablo Monje-Reyes
Los resultados de las elecciones primarias sorprendieron a los chilenos y chilenas. La primera sorpresa fue la gran participación ciudadana: más de 3
millones de votos, aproximadamente el 24% del padrón electoral. La segunda fue la alta votación obtenida por
la Nueva Mayoría: más de 2 millones de votos, el 74% de los votos emitidos, y
la baja votación de la derecha: 800 mil
votos, sólo el 26% de los votos emitidos. Por último, la tercera sorpresa fue la
alta votación de la candidata del PS, PPD, PC, MAS e IC Michelle Bachelet, con
1.561.563 votos. Casi el doble del total de votos de la derecha, y el 73% de
los votos del pacto Nueva Mayoría.
Como en cualquier elección, siempre hay ganadores y perdedores. En esta
oportunidad la derecha fue derrotada, aunque no lo quiera reconocer. ¿A qué se
debe esta derrota? A mi juicio, uno de
los factores más importantes fue el eje discursivo que implementó la derecha,
centrado en su campaña del terror.
Un eje fue la campaña contra la
candidata Michelle Bachelet y sus “responsabilidades” en las decisiones tomadas
el 27F. Cuatro años de gobierno tratando de generar desconfianza y
deslegitimación. El resultado muestra que fue un error táctico de marca mayor,
pues en las comunas afectadas por el maremoto la candidata obtuvo en promedio sobre el 80% de los votos.
Otro eje discursivo fue condenar
la candidatura de Michelle Bachelet, por el apoyo del Partido Comunista. La
derecha vociferó a los cuatro vientos que el pacto con los comunistas no le
traía nada bueno a la candidatura de Bachelet y a Chile El Presidente de la República, y los
candidatos presidenciales de RN y UDI, se alinearon en cuestionar el apoyo, con
frases que rayaban en la intolerancia política y visión antidemocrática. Lo
mismo ocurrió con las opiniones de los intelectuales y medios de comunicación,
de claro perfil de derecha. La miopía de la derecha en su máxima expresión:
hacer una campaña anticomunista persistente y cavernaria, con claras
evocaciones a los peores tiempos de la dictadura de Pinochet.
En esta estrategia, la derecha se encerró en su caverna y no hizo
lectura de la realidad. El Partido Comunista chileno siempre ha sido partícipe
de la democracia. En los últimos 25 años ha votado y participado en las
elecciones. Tiene una votación respetable
y disciplinada, cercana a los 350 mil votos. Esos votos están en la votación
obtenida por Michelle Bachelet en estas primarias, más los votos del PS, PPD,
MAS, IC e independientes.
El Partido Comunista participa de la institucionalidad política. Tiene
tres diputados con destacada participación en la política nacional, que con seguridad
serán reelectos. Tiene Alcaldes que han sido reelectos con altas votaciones,
como en las comunas de Pedro Aguirre Cerda y La Ligua entre otras. En estas
comunas, el apoyo a Bachelet estuvo por sobre el 80% y 85% respectivamente. En
la comuna de Recoleta, con el Alcalde comunista Daniel Jadue, la candidata obtuvo 72%.
La derecha olvida también que los comunistas doblaron el número de concejales municipales en las
últimas elecciones municipales. Los
comunistas han renovado rostros que tienen alta aceptación social, como Camila
Vallejo, Camilo Ballesteros, Karol Cariola, Cristian Cuevas, Daniel Nuñez,
todos candidatos a parlamentarios en distritos donde los resultados obtenidos por la Nueva Mayoría
hablan por sí solos.
Además, en el mundo sindical cuentan con la Presidenta de la CUT, Barbará
Figueroa, la primera mujer en dirigir una central obrera en América Latina. El
PC sigue teniendo muchas y muchos militantes obreros jóvenes, organizando
sindicatos y luchando por sus reivindicaciones. Eso es una realidad.
No hay duda que los comunistas han estado en el avance de las luchas
sociales. Basta caminar por el Distrito 28, donde es Diputado el Presidente del
Partido Guillermo Teillier, para ver en sus gigantografias la sintonía clara con las
demanda de los movimientos sociales: educación gratuita y de calidad, salud
pública de calidad, por una nueva Constitución para Chile.
Todo esto muestra que los comunistas tienen nuevas formas de proyectarse
en la sociedad chilena. La ciudadanía los ha respaldado en las urnas, con
confianza política. A la luz de los hechos, los ha evaluado bien: más de mitad
de los votantes totales en las primarias votó por un pacto Nueva Mayoría que
integraba al Partido Comunista.
La idea cavernaria del anticomunismo, que la derecha trató de imponer en
estas primarias, fue condenada por la ciudadanía. El pueblo de Chile tiene conciencia de que
los comunistas aportan con sus ideas al cambio social y la profundización de la
democracia, y percibe claramente que es la derecha quien está en contra sus intereses
de cambio. Los comunistas seguirán por mucho tiempo siendo parte de los cambios
profundos de la sociedad chilena, aunque la derecha insista en su idea
cavernaria del anticomunismo.
Publicado en el periódico electrónico El Dinamo, jueves 04 de julio 2013
Gracias por la reseña compañero, para los que no vivimos allá es muy útil estar bien informados de lo cotidiano de la política por medio de vías alternativas a los grandes medios concentrados.
ResponderEliminarEs interesante revisar los errores de lectura que se hacen sobre "el sentir popular" en los procesos electorales, bien hizo la DC (Navarrete) al plantear que erro al diseñar su campaña desde la perspectiva de la poca convocatoria que tendrían las primarias. Tiempo atrás en torno a las municipales amigos del "movimiento" planteaban su doble lectura de ellas, triunfar en votación ,pero perder en cuanto a reconocer el peso de la institucionalidad en nuestro pueblo. Ese "sentido común" tiene su peso, y actua zigzagueante en la historia , se hizo ver ya el la campaña de Allende en el 52, con grandes concentraciones de apoyo, para elegir al candidato anti partidos, aquel que barrería con la corrupción,hoy por hoy la historia viene de vuelta.
ResponderEliminarLos chilenos ya experimentaron con la "alternativa" y el costo lo vivió y lo vive en carne propia. Por mas que algunos levanten una variable del discurso individualista , en su versión movimientista anti partidos,el peso de la historia, o quizás el juego del ensayo y error ya fue ejecutado en una dirección,y la balanza se equilibra en su contrario nuevamente, con lo que hay sobre la mesa.