La tragicomedia de la derecha en Chile
Pablo Monje-Reyes
Durante las últimas semanas hemos
visto a la derecha dando uno de los mejores espectáculos del sistema político en
muchos años. Comenzó la UDI bajando a su
primer candidato presidencial, Lawrence Golborne, sin ningún decoro y sin nada
de estilo. En la forma más tradicional de la derecha: el patrón de fundo le
dice al inquilino que está haciendo mal su pega y chao. Subieron a su histórico líder desde los
tiempos de la dictadura, Pablo Longueira, quien dictó su estrategia y bajó
candidatos a parlamentarios, “ordenando” el cuadro político de la UDI. De hecho, varios quedaron muy resentidos con
este cambio de la dicta-estrategia. Este candidato ganó las primarias de la
derecha, con el apoyo “popular” de las comunas más pudientes del país. Días
después, se bajó de la carrera declarando que estaba enfermo, con una depresión
profunda. Aquí ya cabe la duda sobre si
las decisiones tomadas por el colectivo de la dirección de la UDI, y dirigidas
por una persona con un trastorno mental, fueron correctas. A luz de los hechos
parece que no.
Por otro lado está Renovación
Nacional, liderado por Carlos Larraín. Un criollo multimillonario y
conservador, personaje clásico de la historia política de la derecha chilena,
que se caracteriza por dichos ladinos. Larraín hizo una embestida en contra de
su partido aliado. Amenazó candidaturas parlamentarias de la UDI haciendo
movimientos de candidatos, y levantó el proyecto de cambio del sistema binominal.
Con esto motivó una de las mejores semanas de la crisis de la derecha. De hecho,
coparon los medios de comunicación y
controlan la agenda noticiosa en la sección política, al mismo nivel que cuando
se derrotó al dictador Pinochet en las urnas.
Posteriormente, después de la
caída de Longueira, se comenzó la nueva búsqueda de candidato presidencial por
ambos partidos, la UDI y RN. Cuento corto: la UDI y la Moneda impusieron a
Evelyn Mathei, una deslenguada Ministra y ex senadora. El criollo Carlos
Larrain quedó sin piso y fue derrotado.
Pero aquí no terminó todo. En esta semana se va a reordenar el cuadro
parlamentario, definiendo el ya iniciado sube y baja de candidatos y
candidatas. Quedan muchos por llorar en la derecha.
¿Cuál es la crisis que está
enfrentando la derecha? Primero, haber desarrollado un gobierno en el que la
gente no confía, y que fue prepotente desde sus inicios, con sus slogans “el
gobierno de excelencia” y trabajaremos “24/7”.
Segundo, un Presidente supra personalista y millonario, desubicado en
sus comentarios políticos. Tercero, el origen social de los dirigentes de los
partidos de la Alianza los condena a ser sujetos políticos poco disciplinados,
ya que por sus egos y recursos económicos, les da lo mismo mandar a la punta
del cerro a quien se le cruce por delante. El síndrome del patrón de fundo.
Cuarto, la inexistente capacidad de tener una percepción democrática de la
realidad, siempre una mirada de arriba hacia abajo.
Todos estos elementos son propios
de la esencia de los sujetos políticos de derecha. Más allá de estas
características, pienso que estamos frente a una crisis mayor. La crisis de la
derecha, que se manifiesta burdamente en estas acciones, tiene que ver con una
crisis del modelo de dominación. Saben que perderán la elección presidencial y
están intentando refugiarse en el Parlamento, con el fin de evitar cambios
profundos al modelo, y torcerle la mano a la soberanía popular. Se dan cuenta
que la sociedad chilena está demandando el reemplazo del modelo de desarrollo,
y eso requiere de una nueva Constitución. De nuevas bases democráticas. Por
ello, no tienen respuesta frente a esta crisis, pues la solución contradice su
proyecto político y de sociedad. La derecha no tiene proyecto alternativo que
ofrecer, e intentará por todos los medios de detener los avances
democratizadores, que las movilizaciones sociales demandan.
Cullipeumo, invierno
2013.-
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