La movilización
social y la democracia en Chile.
Pablo Monje-Reyes
Durante los últimos años en nuestro país las
movilizaciones sociales se han incrementado. Todas ellas con distintas
demandas. Las más notables son: las demandas por una educación pública,
gratuita y de calidad; por derechos laborales y mejoras salariales; por la
defensa del medioambiente, oponiéndose a las centrales a carbón; las socio
culturales, por la despenalización del consumo de marihuana y por los derechos
de la diversidad sexual; las regionales, por la desigualdad territorial en Calama,
Punta Arenas, Quellón y Aysén. Todas masivas y convocantes de amplios sectores
sociales del país. Todas y cada una de ellas tienen como común denominador
demandar del gobierno de turno mayor responsabilidad política, como también
apertura a corregir las injusticias que la sociedad demanda en las calles.
Si partimos del supuesto que la democracia es el
gobierno del pueblo, para pueblo y por el pueblo, ¿por qué las movilizaciones
sociales son necesarias en democracia? En el caso chileno, la democracia
liberal garantiza la igualdad política del voto para elegir representantes, se
restringe solo al acto político de las elecciones. Cuando los movimientos
sociales actúan en esta democracia emergen tres elementos importantes. Primero,
el sujeto activo en una movilización social es el pueblo empoderado de sus
derechos de expresión política - democrática. Segundo, la movilización social
es la única herramienta que tiene el pueblo para expresar sus demandas, y denunciar
las injusticias que se producen en una sociedad en la que el modelo económico y
social restringe la participación en sus resultados económicos, como es
actualmente el caso chileno. Tercero, la movilización social produce conciencia
y fortalece los lazos del pueblo en la búsqueda de nuevos espacios
democráticos. De hecho, la movilización social permitió en Chile terminar con
la dictadura más cruenta de nuestra historia política.
Hoy en día, el pueblo movilizado exige cambios
profundos en el Estado y en el sistema político democrático. La movilización
social permite avanzar y superar los bajos niveles de participación que proveen
los espacios institucionales actuales, que están expuestos en la Constitución
de 1980. La movilización social ha generado conciencia en el pueblo chileno respecto
de la necesidad de cambios profundos a la democracia actual. Se ha planteado
clara e innegablemente la necesidad de una Nueva Constitución para Chile, la
cual debe permitir mayor participación activa del pueblo Chileno en las
decisiones del país.
La movilización social amenaza la democracia
limitada y de baja intensidad que poseemos. Mediante ella, el pueblo está
demandando cambios profundos en nuestro sistema democrático. Por esto todas las
movilizaciones son criminalizadas por los sectores conservadores, que sienten
amenazados sus intereses políticos y económicos. Estos conservadores son la
derecha política y económica que hoy en día gobierna el país.
Cullipeumo, invierno 2013.-
Lo nuevo en el escenario es la crisis de un modelo que preconizo la separación de lo social y lo político, que llevo a sus administradores de turno a desmovilizar incluso sus propias "huestes" para rebajarlas al nivel de clientela. Los nuevos tiempos llevan a revalorizar esta relación, en si misma contradictoria, pero la única que puede construir espacios mayores de ciudadanía y verdadera Democracia
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