miércoles, 28 de agosto de 2013


A 40 años del golpe. Memoria y Subjetividad.

Pablo Monje-Reyes

 

Durante los últimos años nos hemos preguntado, en forma casi permanente, sobre ¿cuáles son los elementos que han constituido la subjetividad de los chilenos y chilenas en las últimas cuatro décadas? Muchos y muchas cientistas sociales, e inclusive centros de estudio e investigación, se han inspirado en esta pregunta para debatir en la arena pública post dictadura militar. “La reflexión histórica – y evidentemente la historia misma – pone siempre en juego las relaciones de poder de las sociedades y las culturas. Incluso cuando apele a las nociones de una referencia “objetiva” a la  verdad de los hechos históricos o cuando se asocie al carácter “simbólico” de construcción cultural[i]”. Esta afirmación de Aceituno muestra la relación directa entre el campo de lo objetivable, lo simbólico y la historia. Entender críticamente la historia, permite saber cómo los “vencedores” han desarrollado su campo simbólico de dominación. Dominación entendida como instrumento sagaz de la política en la relación gobernantes / gobernados, y en la constitución de un sistema hegemónico de valores y cultura, como se entiende en la obra de Antonio Gramsci. 

 

La idea central de la interrogante es aproximarse a cómo la dictadura militar definió un proyecto de modernidad, y de la misma manera, condicionó las perspectivas de un hombre moderno y su régimen de subjetividades. Para esto, la visión del “psicoanálisis resulta un material  especialmente relevante para estudiar las distintas maneras como las culturas implicadas en los debates sobre la subjetividad han producido sus relatos identitarios[ii]”. La puesta en práctica de este análisis observa la perspectiva ideológica de los militares, en su autodefinido rol como re-fundadores de la sociedad chilena (rol histórico). En particular, las acciones político – jurídicas de la Junta Militar, y posteriormente de Pinochet, como articuladores directos del discurso de la dictadura y su rol “modernizador”. Las condiciones políticas, religiosas y jurídicas creadas por la dictadura, fueron utilizadas como  herramientas para condicionar la subjetividad de los gobernados, con manu militari. El instrumento de legalidad fue la imposición de una nueva Constitución Política que instaló el modelo neoliberal como forma jurídico-política de relación entre los chilenos(as), es decir, los principios neoliberales como ejes de acción del Estado y de la sociedad

 

La instalación de los principios neoliberales en la Constitución Política chilena fue posible por la acción de la dictadura, que por medio de una política sistemática e institucionalizada de persecución, con profundas violaciones a los derechos humanos, buscó el aniquilamiento de los movimientos obreros y sociales. Persecuciones, encarcelamientos, ejecuciones y desapariciones de dirigentes obreros, indígenas, estudiantiles, académicos, de los partidos y movimientos sociales opositores a estas reformas, fueron algunas de las estrategias. Otra variante, quizás la más efectiva y que se manifestó solapadamente, fue la coaptación de los dirigentes sociales y políticos, a quienes se les solicitó, de “buena manera”, no oponerse a estas reformas movilizando sus sectores.

 

La violación sistemática a los derechos humanos permitió las bases de legalidad de nuestro ordenamiento jurídico actual. Claramente, una base institucional sustentada éticamente en la violación de los derechos humanos y en la imposición de una carta constitucional, es ilegitima. La gran tarea hoy, después de 40 años del inicio de este proceso de violencia activa y simbólica, es repensar Chile y sus bases de institucionalidad. Una nueva Constitución es un imperativo ético, para constituir un nuevo campo de subjetividades que no contenga la violencia como base constitutiva del ethos chileno.

 

Cullipeumo, Invierno 2013.-

Publicado en el diario electrónico sección columnas El Dinamo 27/08/2013.-




[i] Tomando como referencia lo que plantea Aceituno en el primer párrafo del prologo del libro publicado por la Editorial Palinodia de Michel Tort “El padre y el psicoanálisis. Una Historia Política” pp.5
[ii] Ídem, pp. 6

domingo, 11 de agosto de 2013


Karol Cariola y Cristian Cuevas. ¿Qué razones explican sus triunfos en las primarias?

Pablo Monje-Reyes

Los triunfos de Karol Cariola y de Cristian Cuevas en las últimas primarias, no dejaron a nadie indiferente. Muchos de sus electores celebraron como si fuera la elección final. Los medios de comunicación nacional dieron una interesante cobertura a los resultados de las primarias de la Nueva Mayoría, y en particular a estos dos candidatos triunfadores. La pregunta es ¿cuáles son las razones que explican ambos triunfos en estas primarias?

Primero, ambos candidatos tienen destacada trayectoria social y política. Karol Cariola es una ex dirigente estudiantil de la Universidad de Concepción, la primera mujer que llegó a dirigir la histórica Federación de estudiantes de esa casa de estudios. Es actual Secretaria General de las Juventudes Comunistas y destacada matrona, como lo ha manifestado el mismo Colegio de Matronas de Chile, en la publicación oficial de su gremio. En el caso de Cristian Cuevas, dirigente sindical y actual presidente de la Confederación de Trabajadores del Cobre, que agrupa a los trabajadores tercerizados, y que en el 2007 irrumpieron con fuerza en la lucha sindical por sus reivindicaciones sectoriales, y lograron grandes triunfos. Pero además, uno de los primeros dirigentes sindicales que ha luchado abiertamente por los derechos de la diversidad sexual y el fin a las odiosas exclusiones de género. Es miembro del Comité Central del Partido Comunista.

Segundo, ambas candidaturas apuntaron a demostrar que en Chile se pueden lograr los cambios políticos y sociales, si es que hay unidad en el movimiento social y entre los actores políticos. Colocaron a los sujetos sociales en el centro de sus campañas, y construyeron lazos de confianza con el pueblo de cada una de las comunas de su distrito. Construyeron el dialogo político que les permitió escuchar y plantear las ideas de fondo para el cambio social y político que demanda el país. Fueron capaces de interpretar la realidad local, y de entregar un discurso de cambio con credibilidad, carismático y leal con sus principios. La sociedad chilena ha percibido y ha comenzado a legitimar los cambios sociales necesarios para profundizar la democracia, pero a la vez han escuchado a los comunistas  y le han entregado confianza para representar sus intereses. 

Tercero, la gran capacidad que tiene hoy el Partido Comunista para levantar candidaturas competitivas. Los comunistas han demostrado que son un partido ordenado, con capacidades de planificación. Han integrado nuevos elementos en sus campañas, haciéndolas mucho más atractivas para el ciudadano no politizado. Han innovado en las graficas e imágenes de su publicidad, sin vaciarlas de contenido político.  Además, han perdido el miedo a salir a la calle a pedir el voto, casa a casa, y eso les ha traído credibilidad y confianza en los sectores populares. Se percibe que han aprendido a enfrentar el anticomunismo, instalado desde hace muchos años en la base social. Han desarrollado una mirada territorial de su política, y por los resultados electorales, han sido contundentes y precisos. Hoy en día lo reconocen todos los actores políticos y sociales en Chile.

Karol Cariola y Cristian Cuevas han demostrado que en Chile los comunistas avanzan demandando la unidad político social. La gente simplemente los respalda.

Cullipeumo, invierno 2013.-

martes, 6 de agosto de 2013


Prudencia y respeto. Lo que le falta a la señora Matthei para gobernar.

Pablo Monje – Reyes

Hace dos semanas, la derecha encabezada por la UDI nombró una nueva candidata presidencial, nada más y nada menos que Evelyn Matthei. Quizás nadie lo esperaba, pero así fue. Una mujer nombrada por el partido más conservador de la derecha chilena. Con un perfil de “mujer liberal”, que en algunos temas incomoda a la UDI. Pero que les dio garantías de que no los tocaría, para no generar escozor en los conservadores y pérdida de apoyo político y económico para su campaña.  Este último punto es clave para lograr un buen segundo lugar.

El tema de fondo es si Evelyn Matthei tiene las competencias claves para ser gobernante. Una de las competencias importantes en política es la prudencia en el accionar de los gobernantes, que tienen en sus espaldas la responsabilidad de dirigir una sociedad.  Otra es el respeto por el otro legítimo, con quien debate y contradice. Evaluemos la prudencia y el respeto que tiene por el otro de la señora Matthei.

Es bien conocido por todos y todas quienes nos preocupamos del debate público, la suma de desaciertos y exabruptos lingüísticos que ha tenido la señora Matthei. Propios de una persona que no controla su carácter, su agresividad se le sale por los poros. Demuestra que es heredera de la concepción autoritaria del poder, en donde ve al otro sujeto político como un enemigo que hay que denigrar. Concepción propia de las lógicas dictatoriales, en donde una estrategia de aniquilamiento del enemigo es denigrar al otro, en su condición más básica de persona. Una forma de hacerlo es insultando y despreciándolo. Este comportamiento es de una ética política muy conservadora y de inquilinaje, en donde todos y todas son inferiores a mí, y por tanto los puedo insultar. Estas acciones han sido públicas y tratadas como anécdotas de un líder político. Creo que esto es  muy delicado para la convivencia en un sistema democrático, en donde el intercambio de opiniones y las diferencias políticas deben ser respetadas.

La prudencia es la condición que no cumple la señora Matthei. Sus exabruptos continuarán, aunque la UDI intente por todos y con todos los medios decir que es una mujer con carácter, y que eso es una fortaleza para gobernar. La señora Matthei no es prudente. Con su carácter y sus conductas violentas y agresivas, divide, instala enemigos en el debate político, y desprecia al otro legítimo. Eso no es carácter, no es prudencia, ni menos una fortaleza para gobernar los destinos de nuestro país, como lo intenta instalar la UDI popular.

 
Cullipeumo, invierno 2013

Publicado en el Diario Electrónico El Dinamo 05/08/2013