La
crisis neoliberal y los desafíos de la izquierda
El
capitalismo neoliberal está nuevamente en crisis. Durante los últimos años han
surgido distintas voces, planteando el fin del neoliberalismo. Las voces más
permanentes y persistentes en el tiempo, han sido la de los economistas, que
analizan el modelo desde la infraestructura económica. En muchos debates, en
los cuales he sido un escucha, se ha planteado que el modelo cae en un par de
años más, entregando datos y cifras que sorprenden al auditorio. Así lo he escuchado para la crisis de 1997,
2001, 2007, 2009 y, ahora, la que iniciamos el 2013.
Pese
a todas estas predicciones, el modelo no cae. Frente a esto, los analistas que
predijeron la caída del modelo presentan, otra vez, un erudito análisis de nuevas
y mágicas variables que no se contemplaron en el análisis anterior. Vuelven a afirmar,
con más confianza, que ahora sí el modelo se va por el despeñadero. Como si el
análisis macro económico fuese una linealidad causa-efecto. No se puede
discutir que este tipo de análisis es importante, para reflexionar sobre el
modelo. Como contraparte, sirven para alimentar posiciones maximalistas, que sostienen
que la revolución es un asalto al cielo.
Desde
la sociología política, algunos analistas afirman que el modelo tiene una
crisis de representación social. Más específicamente, que el modelo se orada en
su base social. La tesis que plantean consiste en que, desde la marginalidad,
llegará un pueblo sobrepasando toda estructura social, para terminar en el
palacio de invierno declarando el fin del neoliberalismo, y el inicio de la una
nueva sociedad. Si esta premisa fuera cierta, varios países del orbe ya
tendrían modelos de desarrollo distintos. Sin ir más lejos, Brasil, Bolivia,
Uruguay, Venezuela y Ecuador han tenido capacidad de movilización, y el sujeto
popular ha estado a favor de cambios profundos en sus sociedades. Aún siguen
luchando y resistiendo las contraofensivas neoliberales.
Lecturas
distintas a los análisis de la debacle económica o social, enfatizan las
autonomías regionales. El modelo de dominación neoliberal está en crisis,
porque las regiones del país se levantan con sus propias demandas. La gente
protesta desde sus espacios locales. ¿Es una crisis del modelo? No. Estas
protestas regionales constatan la incapacidad, del Estado centralizado, para
responder a la solución de los problemas de los ciudadanos regionales o
locales. Se trata de una crisis del Estado centralista oligárquico latinoamericano,
que se instaló mucho antes que el modelo neoliberal.
Por
último, otros plantean que la crisis del modelo capitalista neoliberal se
explica porque banaliza la cultura de un país, su comunidad socio cultural.
Como si la banalidad fuese exclusiva del neoliberalismo. Mucho tienen que decir
sobre esto las culturas híbridas de la década de 1960, como la “Nueva Ola” en
Chile. No se trata de la crisis del neoliberalismo por la banalización de la
cultura. Más bien, la cultura está en crisis porque el neoliberalismo la banaliza,
al transformarla en un producto de consumo, en una mercancía.
La
actual crisis del modelo neoliberal no significa el fin del modelo. Ni los
magros resultados de la economía, la falta de representación social, la
ausencia de autonomías regionales o locales, o la banalización de la cultura
llevarán consigo la caída del modelo. La característica permanente del modelo
neoliberal es estar en crisis. Su esfera
de dominación no ha sido solo económica y política, como muchos piensan. También ha sido cultural, simbólica y
militar. Ha podido sortear todas sus crisis. De hecho, si consideramos al
sistema capitalista a secas, por lo menos en América Latina en sus 160 años de
vida, ha sorteado grandes crisis. Incluso, ha tenido que ser administrado a
regañadientes, por quienes esperaban y proponían otro modelo de desarrollo para
sus pueblos. ¿Por qué sucede esto? En términos muy autocríticos, hemos sido
presa del discurso maximalista, que durante varias décadas sólo se circunscribe
a la idea de caída del modelo de dominación. Como si esto fuese lo único
necesario e indispensable, para crear una nueva sociedad. La sociedad requiere
constituirse como un todo, y la izquierda requiere darle conducción a ese todo.
¿Cómo
se logra llevar el modelo capitalista neoliberal más allá de una crisis, y
terminar con él? Creo que hay pasos
necesarios que dar. Pensar un modelo de
desarrollo alternativo en todos sus niveles de acción, es decir, político,
económico, social, cultural, militar, medio ambiental y de relaciones
internacionales. También, los recursos que requiere para su desarrollo, y sus
formas de organización decisional democrática. Analizar, en el conjunto de la
sociedad, si existe la capacidad de conducción. Para esto no vale solo la
voluntad política. Tiene también un componente técnico importante. Un ejemplo:
si nos hiciéramos cargo de la conducción de Chile y su gran minería del cobre, ¿Existen
hoy en día los cuadros directivos superiores, intermedios y obreros, para
dirigir la gran y mediana minería del cobre, con principios políticos y
económicos para crear un modelo alternativo de desarrollo de esta área
productiva del país? La respuesta es muy obvia: no existen.
Si
la izquierda responsablemente le propone a la sociedad un cambio de modelo, y
un proyecto de sociedad, debe ser reflexiva y critica sobre sus capacidades de
conducción. La experencia de distintos países de la región, con gobiernos de
izquierda comprometidos con cambios de la sociedad, muestra que los procesos no
sólo pasan por la voluntad y la discursividad retórica. Pasan también por tener
una masa crítica político-técnica preparada, que pueda conducir los cambios sociales,
políticos y culturales, que un modelo desarrollo alternativo requiere. Esta es
una de las lecciones que ha entregado la autocrítica de gobiernos de avanzada
en la región latinoamericana.
Para
que una nueva crisis del modelo neoliberal sea la última, la izquierda debe
reflexionar sobre un modelo alternativo, proponer políticas y programas acordes
con dicho modelo, y formar cuadros político-técnicos que, en conjunto con la
sociedad movilizada, logren instalar dicho modelo. Este es el desafío de la
izquierda que debemos trabajar desde hoy.
Cullipeumo,
marzo 2014.-